Para esta actividad se busca encontrar, dentro de obras literarias, la presencia de las máquinas.
La obra elegida es el primer libro de una saga llamada Los Reyes Malditos. El escritor de esta saga logra narrar una parte de la historia de la Francia Medieval, que tuvo mucha importancia coyuntural para todo el continente Europeo. Esta novela histórica sabe situar al lector en la vida cotidiana de monarquía, que esta cargada de detalles cuidadosamento estudiados por el autor.
Quizás algunos de ustedes no hayan oído hablar del libro, pero si de una serie de libros (y de televisión) llamada Canción de hielo y fuego (Juego de Tronos). Hoy en día su popularidad ha aumentado y, curiosamente, el otro día leí un artículo en donde George RR Martin decía que el verdadero Juego de Tronos era esta serie - Los Reyes Malditos-, haciendo referencia a las intrigas históricas que cuenta Druon sobre las familias de la nobleza francesa e inglesa (Capetos, Valois, Artois, Borgona, Plantagenet, Mortimer, etc) y diversos conflictos con los Templarios, el Papado y las Cruzadas.
Naturalmente, una historia ambientada en la Edad Media, esta constreñida a las tecnología disponibles en esa época (pre Revolución Industrial), pero aún así se puede indagar sobre los principales usos de las máquinas en este período.
Una de las máquinas que se nombran en la obra
son las carretas. Principalmente son usadas para transportar gente y son referidas
en el texto como el medio en la cual se trasladan los prisioneros.
“Los prisioneros
fueron empujados hacia la carreta. Molay subió primero. El comandante de
Aquitania, el hombre que había rechazado a los turcos en San Juan de Arce no
salía de su aturdimiento; fue preciso izarlo. El hermano visitador movía los
labios hablando a solas sin cesar. Cuando a Godofredo de Charnay le llegó el
turno de subir, un perro invisible comenzó a aullar del lado de los establos. Luego,
tirada por cuatro caballos a la pesada carreta se puso en movimiento.” (pág. 40)
“En el patio de la abadía, esperaban tres
grandes carretas con colgaduras negras, y messire Alán de Pareilles hacía
alinear, a la rosácea claridad del alba, a los sesenta caballeros, con perniles
de cuero, cotas de malla y cascos de hierro, que formarían la escolta del
convoy, primero hacia Dourdan y luego a Normandía.” (pág. 190)

Otra mención relevante a las máquinas puede ser
apreciada cuando se describe el trabajo de los Banqueros de Paris (llamados Lombardos
por ser italianos),
“Una decena de
dependientes se ocupaban de los clientes que entraban y salían sin cesar. Los
contadores hacían sus cálculos con ayuda de unos tableros especiales, colocados
sobre cajas, donde apilaban fichas de cobre. La galería entera resonaba con el
sordo zumbido del comercio.
Mientras avanzaba
rápidamente, el obeso banquero de Siena saludaba a alguno, rectificaba alguna
cifra, zamarreaba a un empleado o hacía rechazar, con un niente pronunciado
entre dientes, una demanda de crédito.” (pág. 111)


Por último, otra aparición de las maquinas
dentro de esta obra literaria está fuertemente relacionada con las torturas. El
libro trata de la historia de Francia Medieval y esta práctica era común, sobre
todo en los interrogatorios (por parte de la Inquisión y de la justicia Real).
Con respecto a este punto, existen muchas máquinas de torturas que se desarrollaron
en esta época y el autor las inserta en la obra, cuando habla de distintos
casos; por ejemplo, cuando se presenta a Jacques de Molay y algunos otros
Templarios y cuando son condenados los amantes de las Princesas Francesas involucrados
en el Escandalo de la Torre de Nesle.
“Había padecido
también, últimamente, el tormento de la garrucha, tal vez el más espantoso de
todos los que sufriera. Ataron a su pie derecho el peso de ochenta kilos y por
medio de una cuerda y de una polea, lo izaron, ¡a él, a un anciano!, hasta el
techo. Y siempre con la voz siniestra de Guillermo de Nogaret: “Vamos, messire,
confesad...” Y como se obstinara en negar, tiraron de él una y otra vez, más
fuerte y más rápido, del suelo a la bóveda. Sintiendo que sus miembros se
desgarraban, que le estallaba el cuerpo, comenzó a gritar que confesaría, sí,
todo, cualquier crimen, todos los crímenes del mundo.” (pág. 32)
“Durante la noche
habían elevado el entablado; se alzaba a dos metros sobre el suelo y aguantaba
dos ruedas colocadas horizontalmente y un tajo de encina. Detrás se levantaban
las horcas.
Dos verdugos. Los
mismos del interrogatorio de los hermanos de Aunay, pero vestidos ahora con
sobrevesta y capuchones rojos, subieron por la pequeña escala a la plataforma.
Detrás de ellos dos ayudantes traían unos cofres negros que contenían los
instrumentos de la tortura. Uno de los verdugos hizo girar las ruedas que
chirriaron. La gente se echó a reír como si aquello fuera una gracia de
titiritero. Se decían bromas, se repartían codazos y comenzó a circular de mano
en mano una bota de vino de la que bebieron los verdugos entre aplausos de
todos.
Cuando, rodeada por
arqueros, apareció la carreta que conducía a los hermanos de Aunay, el clamor
fue elevándose a media que se distinguía mejor a los condenados. Ni Gualterio
ni Felipe se movían. Unas cuerdas los sujetaban a los postes de la carreta, sin
las cuales no hubieran podido tenerse en pie. Las limosneras brillaban en su
cintura sobre las calzas desgarradas.” (pág. 191)

English Version
English Version
“ Iron King (M.
Druon): An approach from machinism "
For this
activity it is required to find, within literary works, references to machines.
The chosen piece
is the first book of the “The Accursed Kings” serie. The writer of this saga
manages to tell a part of medieval France history, which had a momentous
importance for the entire european continent. This historical novel is able to
place the reader in the daily life of monarchy, with plenty of details carefully
studied by the author.
Perhaps some of
you have not heard of the book, but you might have heard about a series of
books (and a TV drama series) called A Song of Ice and Fire (Game of Thrones).
Today its popularity has increased and interestingly, a couple of days ago I
read an article where George RR Martin said that the true Game of Thrones was this
series – The Accursed Kings-, referring to the historical intrigues related by
Druon concerning the french and english
nobility at the time (Capetian, Valois, Artois, Burgundy, Plantagenet,
Mortimer, etc) and various conflicts with the Templars, the Papacy and the
Crusades.
Naturally, a
story set in the Middle Ages, is constrained to the technology available at
that time (pre Industrial Revolution), but still some traces of the use of machines
in this period can be found.
One of the
machines present in this book are chariots. Mainly they are used to transport
people, specifically in this text, they are referred as the medium in which the
prisoners were transferred.
“Los prisioneros
fueron empujados hacia la carreta. Molay subió primero. El comandante de
Aquitania, el hombre que había rechazado a los turcos en San Juan de Arce no
salía de su aturdimiento; fue preciso izarlo. El hermano visitador movía los
labios hablando a solas sin cesar. Cuando a Godofredo de Charnay le llegó el
turno de subir, un perro invisible comenzó a aullar del lado de los establos.
Luego, tirada por cuatro caballos a la pesada carreta se puso en movimiento.”
(pág. 40)
“En el patio de la
abadía, esperaban tres grandes carretas con colgaduras negras, y messire Alán
de Pareilles hacía alinear, a la rosácea claridad del alba, a los sesenta
caballeros, con perniles de cuero, cotas de malla y cascos de hierro, que
formarían la escolta del convoy, primero hacia Dourdan y luego a Normandía.”
(pág. 190)
Another important
mention of the machines can be appreciated when it is described the work of
Paris Bankers (called Lombards for being Italian),
“Una decena de
dependientes se ocupaban de los clientes que entraban y salían sin cesar. Los
contadores hacían sus cálculos con ayuda de unos tableros especiales, colocados
sobre cajas, donde apilaban fichas de cobre. La galería entera resonaba con el
sordo zumbido del comercio.
Mientras avanzaba
rápidamente, el obeso banquero de Siena saludaba a alguno, rectificaba alguna
cifra, zamarreaba a un empleado o hacía rechazar, con un niente pronunciado
entre dientes, una demanda de crédito.” (pág. 111)
Finally, another
important reference of machines within this literary work is strongly related
to torture. The book deals with the history of medieval France and this
practice was common at this time, especially during interrogation (by the
Inquisition and the royal justice). Regarding this point, there are many
machines of torture that are reported used and the author inserts them into the
play. These machines are present in different cases; for example, Jacques de
Molay and other Templars prosecution and
in the punishment of the lovers of the french Princesses involved in the Tour de
Nesle Affair.
“Había padecido también, últimamente, el
tormento de la garrucha, tal vez el más espantoso de todos los que sufriera.
Ataron a su pie derecho el peso de ochenta kilos y por medio de una cuerda y de
una polea, lo izaron, ¡a él, a un anciano!, hasta el techo. Y siempre con la
voz siniestra de Guillermo de Nogaret: “Vamos, messire, confesad...” Y como se
obstinara en negar, tiraron de él una y otra vez, más fuerte y más rápido, del
suelo a la bóveda. Sintiendo que sus miembros se desgarraban, que le estallaba
el cuerpo, comenzó a gritar que confesaría, sí, todo, cualquier crimen, todos
los crímenes del mundo.” (pág. 32)
“Durante la noche habían elevado el entablado;
se alzaba a dos metros sobre el suelo y aguantaba dos ruedas colocadas
horizontalmente y un tajo de encina. Detrás se levantaban las horcas.
Dos verdugos. Los mismos del interrogatorio de
los hermanos de Aunay, pero vestidos ahora con sobrevesta y capuchones rojos,
subieron por la pequeña escala a la plataforma. Detrás de ellos dos ayudantes
traían unos cofres negros que contenían los instrumentos de la tortura. Uno de
los verdugos hizo girar las ruedas que chirriaron. La gente se echó a reír como
si aquello fuera una gracia de titiritero. Se decían bromas, se repartían
codazos y comenzó a circular de mano en mano una bota de vino de la que
bebieron los verdugos entre aplausos de todos.
Cuando, rodeada por arqueros, apareció la
carreta que conducía a los hermanos de Aunay, el clamor fue elevándose a media
que se distinguía mejor a los condenados. Ni Gualterio ni Felipe se movían.
Unas cuerdas los sujetaban a los postes de la carreta, sin las cuales no
hubieran podido tenerse en pie. Las limosneras brillaban en su cintura sobre
las calzas desgarradas.” (pág. 191)
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